A veces en está ajetreada vida que llevamos, marcada por el reloj y las prisas, a hacemos las cosas de forma mecánica sin apenas pararnos a pensar y nos olvidamos de tomarnos un respiro y dejar tiempo para soñar, la capacidad para sentir y poder soñar es lo que nos diferencia de las máquinas.
Cerrar los ojos por un momento, y dejar que nuestro subconsciente nos transporte, descubrirnos tal y como somos, abandonándonos a nuestras fantasías y anhelos más ocultos, en nuestras metas más ansiadas o simplemente echar a volar la imaginación dejando atrás la realidad por un instante. A veces se olvidan, otras se cumplen, pero no deberíamos perder la habilidad de soñar.
